Huida
Puede que tenga razón. Tal vez sea cierto que me asusta enfrentarme a la realidad. Tal vez sea verdad que este miedo permanente a confiar en los demás, que me domina tan a menudo, se está convirtiendo en una huída constante.
Quizás por esa razón invento nuevos mundos, habitados por palabras, donde poder refugiarme, donde sentirme libre y a salvo de todo, donde nada puede alcanzarme.
Quizás por esa razón necesito cambiar de ciudad cada cierto tiempo, ver caras nuevas; y por eso nunca me decido a amueblar la casa vacía donde vivo ahora, porque no se cuánto tiempo querré quedarme aquí, antes de coger mis maletas y escapar a otro lugar.
Quizás por eso desaparezco siempre, cuando alguien se acerca demasiado a mí.
Por eso me asfixio en los lugares cerrados. Y me falta el aire y no puedo respirar si alguna vez soy capaz de subirme en un ascensor.
Puede que tenga razón. Tal vez sea cierto que me asusta enfrentarme a la realidad. Pero a veces, algunas veces, hay días en los que me resulta muy difícil engañarme a mí misma, en los que desearía no vivir tan perdida; hay días en los que me gustaría encontrar un lugar donde sentirme a gusto y a salvo, y cerrar mis maletas. Hay días en los que desearía no tener que huir más...