Cuéntame un cuento
Cuéntame un cuento Sophie... - me susurra tiernamente al oido mi dulce Marco, acercando su cabeza a la mía.
Anda...cuéntame un cuento - insiste adormilado y mientras, sin dejar de sonreir, se tumba despacio junto a mí.
Y yo, que nunca se decir que no cuando me piden algo, que nunca he sabido, y mucho menos cuando me lo piden de esa manera, acabo cediendo ante su mirada traviesa.
Y abrazo su cuerpo cálido, atrayendo hacia mí a mi pequeño sobrinito y nos acomodamos juntos en el mullido columpio de la terraza.
Y así, mientras va cayendo la tarde, y se derrama perezosa sobre la alta tapia del jardín, invento un cuento para él; invento historias sobre ranas con coronas doradas que viajan en cigüeñas, y sobre dragones enamorados de diminutas princesas, y sobre castillos encantados donde solo habita el olvido.
Y así, mi pequeño Marco, se queda dormido en mis brazos.
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